Con el corazón declarado en duelo
el desasosiego inundó sus adentros
se secó el manantial de sus versos
y su pensamiento vagaba desierto.
Había llegado el ocaso de un poeta
sus intentos eran sólo letra muerta
palabras insípidas, yermas, huecas
triste y sombrío reflejo de su pena.
El invierno se ciñó sobre el tintero
la tinta se hizo agua, se hizo hielo
la pluma se volvió puñal de fuego
y las hojas volaron con el viento.
Las musas de improviso huyeron
dejaron de susurrarle sus versos
no sentía en el alma su revoloteo
salvo un vacío de sollozos huecos.
Le robaron la inspiración, el genio
sólo quedó una pila de escombros
rimas, metáforas, verbos, sueltos
sin historia, sin ideas, sin sueños.
Quizás algún día regrese el poeta
si su corazón viviera, si renaciera
de sus cenizas como el Ave Fénix…
JFattore.
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