Los senderos empedrados
adoquines, cantos rodados
pacientemente entramados
por los albañiles artesanos.
Entre los muros y fachadas
prendidos con enredaderas
de sus guardianes balcones
yacían los mágicos pasajes.
Ellos no contaban los años
eran siempre reanimados
por los verdes encendidos
y el bello multicolor florido.
Calas, alelíes, madreselvas
lirios, tulipanes, azucenas
los sentidos se exaltaban
con sus matices y aromas.
Había siempre primaveras
por esas antiguas sendas
que tomados de las manos
recorrían los enamorados.
Escondidos entre las flores
novios amantes soñadores
en ese mundo de ilusiones
se entregaban sus amores.
JFattore.
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